sábado, 15 de mayo de 2010

De Cerdanyola a Sant Cugat por Collserola

El pasado 24 de abril realizamos otra de las salidas del grupo, en esta ocasión dedicada a Collserola, el pulmón verde del área metropolitana de Barcelona.


Tras juntarnos todos los miembros de esa salida en Cerdanyola, emprendimos el camino junto al barrio de Canaletes de esa ciudad. Cruzar la riera de Sant Cugat supuso el auténtico inicio de nuestra ruta, en el que contemplamos los restos del antiguo acueducto y la iglesia barroca de Santa Maria de les Feixes.

Siguiendo por el camino, en cuyos laterales aún se pueden ver los estragos de la nevada del pasado mes de marzo (en forma de troncos talados o caídos, así como ramas quebradas), llegamos a la primera intersección del camino: la que nos debía llevar a Can Coll, uno delos puntos del recorrido que suscitó mayor interés debido a sus especiales "encantos". El camino, a pesar de algún repecho inicial, se hizo plácido por su suavidad y por la sombra que ofrecía. De esta forma llegamos al área de Can Coll, un espacio público habilitado para las barbacoas, que cuenta incluso con restaurante y bar... que alivió la sed de estos pobres excursionistas y que sirvió de excusa para probar una pizza casera preparada por la Cachonda Habladora que nos ayudó a recuperar fuerzas.

Con el intermedio finalizado, nos pusimos de nuevo en marcha para alcanzar el que inicialmente era el punto más alejado de la excursión: la masía de Can Borrell, en Sant Cugat. Un buen paseo (hasta que la pista se cierra y se llena de zarzas, y con alguna cuesta un poco dura) nos condujo hasta alcanzar la pista que lleva hasta esta masía. Tras andar un rato compartiéndola con los coches que van al restaurante que allí se encuentra, llegamos hasta el punto marcado. Sin embargo, descubrimos que en sus cercanías no había lugar acondicionado para sentarse y comer en el campo, por lo que tras consultar a algún buscador de espárragos nos decidimos a encaminar nuestros pasos hasta las proximidades del Pi d'en Xandri, un árbol muy especial para los habitantes de Sant Cugat.

Unos 20 minutos adicionales de caminata nos llevaron hasta las inmediaciones del mencionado pino, desde donde parte un camino hacia la Torre Negra. En el inicio de este camino se encuentra una explanada donde comimos y descansamos del trayecto realizado. Tras la comida, la charla y los juegos de los más pequeños, emprendimos el regreso hacia el punto de partida, que varió respecto a la previsión inicial. Poco antes de volver a Can Borrell, tomamos una pista que nos hizo atravesar la riera de Sant Medir y algún matorral bajo, subir por lo que parecía una torrentera hasta encontrar un nuevo camino que nos llevaría de vuelta a Can Coll. Así lo hicimos, y tras pasar por los depósitos del agua de la institución de la Flor de Mayo (ya en Cerdanyola) tomamos el camino hacia la fuente de Sant Pau, siguiendo un largo camino que nos llevó hasta las inmediaciones de la masia de Can Coll, situada frente al área de barbacoas que habíamos visto por la mañana.

Tras solventar algún desnivel inesperado junto a esta última masía, que hoy alberga una exposición sobre naturaleza, nos detuvimos de nuevo en el área de barbacoas para darnos un merecido descanso y apagar nuestra sed, así como para que los más pequeños anduviesen un rato tranquilos a su aire. Casi una hora después de habernos detenido, nos pusimos en el camino de nuevo hacia nuestro punto de partida inicial. Tras el suave descenso hasta el camino de Can Catá, en un suspiro nos vimos de nuevo en la entrada del parque por Cerdanyola.

En fin, aunque se trata de una excursión larga (algo más de 12 km.), ha sido una de las que más hemos disfrutado y que quizás en un futuro repitamos en parte (¡aunque sólo sea para llegar a las barbacoas!). Las fotos que veréis abajo os dan fiel testimonio de todo el recorrido.

¿Hacia donde nos encaminaremos en la próxima salida? Suena Núria. ¡Seguiremos informando!

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