
Por este punto empieza un camino estrecho y en el que, debido a la temperatura de la noche anterior (-12º), nos encontramos con placas de hielo que en algún punto tuvimos que evitar utilizando pasos alternativos. Tras un pequeño paso pedregoso y accidentado, se llega a una fuente en la que el camino se hace mucho más ancho y cómodo. Desde allí al Salt de Sallent, apenas 5 minutos.
Las vistas de la cascada son espectaculares, y puede realizarse una magnífica foto desde un mirador situado unos metros más para allá.
Se trata de una excursión recomendable durante primavera y verano, y con muy poca dificultad para realizar con niños. En invierno hay que ir alerta con el hielo. Existen alternativas a este recorrido que visitan la ermita de Sant Joan de Fàbregues.